Como bien es sabido, invertir tiene sus riesgos. Se puede perder dinero, ciertamente. Pero no es como la lotería, donde la suerte rige sobre quién gana y quién pierde.
Invertir requiere de tener unos conocimientos, los riesgos que conlleva y cómo gestionar o mitigar dichos riesgos. Como diría Warren Buffet el único riesgo es no saber lo que estás haciendo.
Ahora mismo llevo apenas un año invirtiendo. En un par de meses mi cartera de valores se revalorizó un 5 %. ¡Estupendo! ¿Y ahora cómo está? Está perdiendo un 15%. ¡Vale menos de lo que he metido hasta ahora! ¿Y sabes qué? ¡Es fantástico! Ojalá siga cayendo.
Es mi situación real actual, y estoy entusiasmado de verdad. Parece contradictorio, pero no lo es. Déjame que te explique el porqué.
***
Como he dicho antes el riesgo se evita teniendo conocimiento de lo que se está haciendo. Así pues voy a empezar a quitar el velo sobre cómo vamos a invertir y cómo se controla el riesgo.
Lo primero que hay que decidir es en qué vamos a invertir. Hay muchísimos instrumentos de inversión, pero no es necesario complicar la cosa así que voy a ir al grano. Lo que nos interesa para nuestros propósitos son las acciones y los bonos gubernamentales.
Puede que ya te estén saltando alarmas y con razón. ¿Acciones? ¿No tienen mucho riesgo? «He oído que fulanito ha perdido mucho dinero con las acciones», «Durante la crisis los inversores de wall street saltaban por la ventana de los rascacielos». Cierto, esas cosas pasan. Pero fulanito no sabía lo que voy a contar, y los inversores profesionales hacen cosas que nosotros no hacemos, lo que se denomina especular.
Primero veamos por qué las acciones tienen riesgo. Una acción es una participación en una empresa. En la antigüedad solía ser un papelito que indica que el que lo posee, es dueño en parte de cierta empresa. Hoy en día todo es electrónico, es un registro en una cuenta online. En todo caso, al comprar una acción estamos adquiriendo una porción de una compañía.
Una acción de una compañía puede subir de precio, y mucho, y si compras cuando el precio está bajo y vendes cuando está alto el beneficio puede ser grande. Ese es el atractivo de invertir en bolsa.
Pero de la misma forma que sube, puede bajar el precio, y mucho. Y ver el valor de tu inversión caer en picado no es nada agradable. Ahí hay que tener cuidado, ya que puede entrar miedo al ver cómo se evapora el valor de nuestras acciones, y caer en la tentación de vender con pérdidas, no sea que baje mucho más y perdamos todo.
Porque si la empresa llega a quebrar, podríamos perder el dinero invertido en dicha empresa. Con suerte la empresa será comprada por otra a precio de ganga, y al menos nuestras acciones se convertirán en acciones de la compañía que ha realizado la adquisición.
¿Qué podemos hacer para minimizar el riesgo? Pues comprar acciones de varias compañías. Aunque quiebre una compañía, no perderemos todo ya que tenemos otras acciones que seguirán tirando.
Ya empiezo a escuchar signos de incomodidad. ¿Qué acciones compramos? ¿Cómo las elegimos? Habrá que comprar de diversos sectores, porque si compramos sólo de un tipo, si hay una crisis que afecta a ese sector ¡todas caerán como moscas!
No hay que preocuparse, porque como dije en la introducción, vamos a seguir un método bien sencillo.
Vamos a comprarlas TODAS. Sí, todas las acciones.
Esperaa no me he vuelto loco. Hay una manera sencilla de comprar todas las acciones del mercado. Y es a través de los fondos de inversión.
Un fondo de inversión lo que hace es comprar diversas acciones con el dinero de los clientes. Entre todos los inversores se compran un rango diverso de acciones, consiguiendo una diversificación que de otra manera quedaría fuera de alcance de cada cliente de manera individual.
No hay que preocuparse de elegir empresas, lo hace el fondo por nosotros. ¿Quiebra una empresa? El fondo la reemplaza por otra.
Hablaré en próximos artículos sobre los fondos de inversión, los tipos de fondos que existen, cuáles son los que nos interesa y mucho más. De momento quedarnos con la idea de que los fondos de inversión nos proporcionan diversificación, es decir, minimizan el riesgo de hacer una mala elección en una acción en particular.
Aún así, es cierto que en ocasiones incluso los fondos de inversión tienen sus bajones. Las crisis económicas tienen efectos notables en el valor de la bolsa. Como comenté hacia el principio del artículo, mis inversiones valen ahora menos que cuando compré. La caída del precio del petróleo o el estancamiento de la economía china son algunas razones que se comentan. Pero eso no tiene importancia.
Siempre han habido crisis económicas. La crisis financiera de 2008, la crisis de las tecnológicas en 2001, el lunes negro de 1987, la crisis del petróleo de 1973… En todos esos casos la bolsa cayó en picado.
¿Y qué pasó después? No sólo se recuperó, sino que siguió subiendo cada vez a niveles más altos.
Es fácil de comprobar mirando cualquier gráfica del comportamiento del mercado de valores. Veamos la gráfica del valor del índice dow jones, que es del que se puede obtener datos más antiguos. Un índice no es más que una selección de acciones sobre el que se registra el valor en conjunto. Por ejemplo el Dow Jones está compuesto de 50 compañías del sector industrial de Estados Unidos.
En la gráfica se refleja la Gran Depresión de 1929. Menudo batacazo. Menos mal que ahora las regulaciones son más estrictas para que no vuelva a pasar. Y la crisis pasó y siguió subiendo.
Lo importante aquí es reseñar que aunque compres justo antes de una mega-crisis, si aguantas el chaparrón sin vender acabarás con ganancias con el tiempo. Aunque se tardaron treinta años en recuperarse de la gran depresión, alguien que hubiera mantenido firme sin vender, y comprando periódicamente durante el bajón y la posterior recuperación como indicamos aquí, hubiera acabado con sustanciosas ganancias.
Por el contrario, si uno se dedica a comprar y vender acciones repetidamente con el objetivo de maximizar el beneficio, lo que comúnmente se denomina especular, el riesgo es mucho mayor. Si te pilla una crisis a traspiés y acabas vendiendo por miedo, se puede perder dinero fácilmente.
Otro aspecto a destacar es la tendencia general de la gráfica. Va de abajo a la izquierda hacia arriba a la derecha. ¿Qué significa? Que a la larga el valor de las acciones sube, a pesar de todas las crisis. Significa que si compras y esperas años sin hacer nada el valor sube.
Y eso es lo que vamos a hacer, comprar y comprar y comprar y olvidarnos que hemos comprado, hasta la jubilación. Es decir, vamos a usar una estrategia de largo plazo, comprar y mantener.
Pero ¿y eso que suelen poner en los prospectos de productos de inversión, de que resultados pasados no garantizan resultados futuros? Cierto, por ejemplo por muy fuerte que esté Apple ahora, las cosas podrían cambiar en 10 o 20 años.
Pero nosotros vamos a invertir mediante fondos de inversión en prácticamente todas las principales compañías del mundo y a largo plazo. Ahí está la diferencia.
En mi opinión, que creo está bien fundamentada, la humanidad sigue un proceso de evolución constante. Siempre ha habido nuevos descubrimientos, nuevas técnicas, nuevas tecnologías, que han ido incrementando la productividad a un ritmo creciente.
A la vuelta de la esquina tendremos coches autónomos que nos transportarán segura y eficazmente, drones que repartirán paquetes, inteligencia artificial que nos proporcionarán asistencia en resolver multitud de problemas cotidianos y especializados, impresoras 3d que permitirán crear elementos tecnológicos que hasta ahora no era posible o eran altamente costosos, fusión nuclear que permitirá disponer de una fuente de energía prácticamente inagotable y segura, y un sinfín de cosas por ver.
Es por todo eso que estoy convencido de que la economía seguirá creciendo fuerte durante las siguientes décadas. Las crisis no son más que pequeños ajustes que ocurren cuando nos desviamos del camino.
Además casi que hasta nos convienen esos bajones de la bolsa para poder comprar más barato. ¡Llegan las rebajas! De ahí que no me preocupa que mis inversiones estén actualmente en flagrantes números rojos. Total, ya volverá a subir algún día, y no hay prisa.
«Pero espera, ¿y si justo cae una crisis en mi jubilación, con una pensión justilla, cuando más hace falta echar mano a los fondos?»
Ahí es cuando entran en escena los bonos, otro mecanismo de gestión del riesgo. Y como este artículo ya me está quedando muy largo lo dejamos para la próxima.