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Por qué la SGAE y la industria de la cultura en general se enemistan con el resto del mundo

En el caso de la SGAE, la respuesta es sencilla. Es un organismo creado para hacer cumplir los derechos de los autores (y vaya si lo hacen con eficiencia), es decir, no está para hacer amiguitos más allá de su círculo exclusivista. No son más que un instrumento, por lo que para este artículo carece de interés.

El caso de la industria cultural me resulta más llamativo. Es curioso porque con su inmovilismo se está autodestruyendo a sí misma, y no se da cuenta. Es como un dinosaurio que no se ha enterado de que el meteorito ha caído. Su incapacidad de adaptarse a un nuevo medio les llevará a su fin.

Digo inmovilismo, a pesar de todas las acciones que llevan a cabo para sacar adelante la ley sinde, porque a fin de cuentas lo que intentan hacer es mantener su status quo de privilegiados en su sector, haciendo lo mismo que hacían antes, vender trozos de plástico empaquetado.

Los productos de la industria cultural están sujetos a las leyes del mercado, de oferta y demanda. La oferta se empecina en vender plástico, la demanda quiere adquirir bits. Los bits son un producto mucho más avanzado: No ocupan espacio en la estantería, y el coste de fabricación una vez creado el original es prácticamente cero. La gente lo sabe, y por eso no está dispuesta a pagar precios abusivos (no puede ser que comprar un álbum mp3 cueste prácticamente lo mismo que comprarlo en CD, y sabiendo que la parte que se lleva el artista es mínima, la parte del león se la llevan cómo no los intermediarios).

Si las distintas entidades y implicados centraran sus esfuerzos en crear un servicio de descarga legal de calidad fácil de usar, en lugar de injuriar y perseguir legalmente a sus potenciales clientes, el panorama sería muy distinto. O un servicio que permitiese a los usuarios pagar los derechos de autor, aunque hayas bajado por p2p. Te lo bajas por tu cuenta, si no te gusta lo borras, y si te gusta le pagas al autor/artista. Sería algo parecido al botón de hacer donativos paypal, aportaciones voluntarias. Creo que la gente pagaría según sus posibilidades y su conciencia. La gente con pocos recursos puede que ni pague (aunque pondría su granito de arena recomendando tal o cual artista), pero gente con recursos pagarían bastante, igual a un generoso nivel de patrocinador, compensando por los que no pagan. Un poco como la aristocracia en los tiempos de Mozart. Además con el p2p no tienes que invertir en infraestructuras, los ordenadores de los usuarios hacen de servidor.

La razón del empecinamiento del gobierno y de la industria es simple, es el miedo (post genial, por cierto). Todo ha cambiado a su alrededor, ya no tienen el control de la distribución, los autores no necesitan pasar por el tubo de las sociedades y asociaciones de gestión. Llega el reinado del boca a oreja digital, donde una boca llega a miles de orejas.

Me parecen significativas las charlas que tienen Enrique Dans, Julio Alonso, Ricardo Galli o David Maetzu entre otros, con el gobierno y representantes de la industria. Les han llamado para “negociar” como “representantes de Internet” sobre cómo sacar adelante la ley sinde. Ellos han dejado claro que no representan a nadie más que a sí mismo. Internet no es una organización, ni una banda mafiosa, es un medio de de telecomunicaciones, que permite dar voz y visibilidad a gente dispersa, que en ocasiones tendrán opiniones en común y otras veces discordantes.

Las cosas no se pueden hacer a escondidas, de espaldas a la gente, de ahí el fracaso de la ley sinde o de la versión Maetzu. Las leyes se tendrían que redactar de forma colaborativa, en plan wiki, donde todos podamos opinar y participar, y los cambios queden registrados y sean notificados a los interesados, de forma automática. La tecnología actual lo hace posible.

Sin embargo, los miembros del gobierno, los miembros de las entidades de gestión, los editores, productores, y muchos autores, personas humanas todas ellas, están atenazados por el miedo, inmovilizados, incapaces de adaptarse a una nueva realidad que se niegan a mirar de frente.

El origen del miedo es, hablando en términos generales, la ignorancia. Tememos las cosas que desconocemos y a las incertidumbres. El hombre, tras descubrir el fuego, seguro que inicialmente tendría miedo. Pero tras entender su naturaleza y dominarlo, le fue conferido un gran poder. Ya no le tendría miedo – aunque sí respeto.

En el caso que comento, el origen del miedo es la ignorancia respecto a Internet. Sólo hay que ver el perfil de @gonzalezsinde en twitter (es a título ilustrativo, no tengo nada personal en contra de la señora ministra): Para empezar, sigue a 4 cuentas: 2 de la sgae, Alex de la Iglesia, y la del psoe. Del resto de la humanidad no querrá saber nada. Luego, su tweet con sus famosas declaraciones del 2008: “¿para qué necesitamos todos una línea de ADSL de no sé cuanto gigas? ¿Para mandar e-mails?”. Claro, ella no sube ni ve vídeos caseros en youtube, ni comparte fotos en flickr, ni utiliza aplicaciones web, ni flash, ni nada. Igual ella sólo utiliza Internet con telnet y gopher, es que es muy culta. Desconoce que a medida que avanza la tecnología así lo hacen las posibilidades de ofrecer nuevos modelos de negocios y de servicios, que generen empleo y que permitan generar ingresos adicionales a los autores y artistas.

La cura de la ignorancia es muy simple, y empieza por ser consciente de ella. Ser consciente de que uno es imperfecto, de que no lo sabe todo. Ser consciente de las consecuencias de los actos propios hasta en las ramificaciones más profundas. En especial, si tienes un cargo de responsabilidad, las ramificaciones pueden ser tremendas y afectar a miles o millones de personas. Si recortas en gastos de infraestructuras tienes agujeros del Carmel o vertidos de petróleo en el golfo de México. Si pones un canon al ADSL estás retrasando la evolución tecnológica de un país. Si apruebas la ley sinde estás dando la posibilidad de que haya censura y frenando la difusión de la Cultura.

Porque según la definición de cultura de la RAE:

cultura.
(Del lat. cultūra).

1. f. cultivo.

2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.

3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.

4. f. ant. Culto religioso.

~ física.
1. f. Conjunto de conocimientos sobre gimnasia y deportes, y práctica de ellos, encaminados al pleno desarrollo de las facultades corporales.

~ popular.
1. f. Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.

No pone nada acerca de vender plástico. En cambio, las manifestaciones de la industria van por el estilo de “la piratería acabará con la cultura”. Tradicionalmente, la cultura se ha transmitido por aprendizaje dentro de los grupos sociales, pueblos, regiones. Lo que llaman “piratería” o copias supuestamente ilegales no es más que transmisión de cultura. Lo que quieren impedir es al fin y al cabo la transmisión libre de la cultura.

Otro tweet curioso de Sinde (da para mucho en sus 19 mensajes actuales) es este, con declaraciones del 2009: “Mozart vivía en la miseria por no tener derechos de autor.” Mozart no vivía en la miseria. Vivía muy bien gracias a sus geniales composiciones y conciertos. Ciertamente tuvo sus dificultades económicas hacia el final de su vida, debidas más bien a la guerra entre Austria y Turquía que no a otra cosa. La guerra no sólo afectaría a todos los músicos, también afectó a la aristocracia que los patrocinaban, y a toda la población en general. Si mañana empezase otra guerra, ya me gustaría ver de qué sirven los derechos de autor ante semejante situación.

Es la ignorancia y la poca voluntad en adquirir conocimientos, y una nula empatía lo que no permite ver con claridad la situación actual. Lo que lleva al miedo y a ver a los que no son amigos como enemigos. Entre todos podemos llegar a soluciones, pero hay que tener voluntad. Va a requerir un esfuerzo por parte de la industria actual y de los gobernantes para adaptarse a los nuevos tiempos, y también la concienciación de los usuarios, ya que nadie niega que los artistas y autores también tienen su derecho a cobrar por el trabajo que realizan. Pero también hay que tener en cuenta las leyes de oferta y demanda. Si no hay demanda para lo que ofrecen, no van a cobrar lo que pretenden. Aunque algunos tienen un chollo con las subvenciones, que por lo general no son más que un malgasto de recursos que podría utilizarse para otras cosas.

En conclusión, mi aportación final es que para solucionar este tipo de problemas (posturas aparentemente enfrentadas), en lugar de echar las culpas a los demás, hay que empezar por preguntarse a uno mismo si lo que estás haciendo es lo correcto, , si lo podrías hacer mejor, si eres consciente de todas las consecuencias, si lo que haces es por el bien de todo el mundo. Si lo que haces es a escondidas, no es muy buena señal que digamos. Y esto es independiente de si eres ingeniero, barrendero, artista, gestor, ministro o presidente, independientemente si lo que haces lo haces por tu propia cuenta o porque te lo han mandado.
Luego hay que tener coraje y valor para hacer los cambios necesarios, revisando tus pre-suposiciones y creencias, una a una. Los cambios empiezan por cambiar la forma de pensar. Si sigues pensando lo mismo que antes (son unos piratas/son unos chorizos) poca cosa va a cambiar.

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Actualización (29/1/2011): Un hacker borró todos los artículos del blog, y he tenido que tirar de copias de seguridad y volver a publicar los últimos artículos. Supongo que habrá sido un incidente casual y no tendrá que ver con la temática de este artículo, sobre todo teniendo en cuenta la mínima repercusión de mi blog comparado con los gigantes que he enlazado ;).

Y aprovecho la actualización para recomendar la lectura de Juan Gómez-Jurado.