Los intereses ganados en los años anteriores se suman al valor del patrimonio, por lo que los intereses de los años siguientes se aplican sobre una cantidad más grande, generando a su vez todavía más intereses, y así sucesivamente, haciendo que el valor del patrimonio crezca exponencialmente (multiplicándose) en lugar de linealmente (sumándose, como en el caso de ahorrar simplemente sin invertir).