En el caso de la SGAE, la respuesta es sencilla. Es un organismo creado para hacer cumplir los derechos de los autores (y vaya si lo hacen con eficiencia), es decir, no está para hacer amiguitos más allá de su círculo exclusivista. No son más que un instrumento, por lo que para este artículo carece de interés.
El caso de la industria cultural me resulta más llamativo. Es curioso porque con su inmovilismo se está autodestruyendo a sí misma, y no se da cuenta. Es como un dinosaurio que no se ha enterado de que el meteorito ha caído. Su incapacidad de adaptarse a un nuevo medio les llevará a su fin.
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